Gestión de las emociones
Cuando comienzas a emprender entras en una montaña rusa de emociones con las que lidiar, desde la euforia, hasta los días de bajón donde crees que tu proyecto nunca va a funcionar.
Es algo que ha salido de ti, de tu proyecto, por lo que es complicado verlo fracasar o no alcanzar los objetivos tan rápido como me gustaría. También puede darse otra situación, en la que se tiene un éxito repentino y demasiado rápido como para poder asimilar, y en las dos situaciones necesitaremos controlar las emociones para ayudar a nuestro negocio y sobre todo a nosotros mismos.
¿Cómo gestionar las emociones?
Crea una rutina
Cuando estás emprendiendo se puede caer en el desorden de todas las cosas que tienes que hacer, y eso te puede terminar afectando afectando. Merece la pena empezar el día ordenando las tareas a realizar y establecerse unos objetivos realistas para cada día, cada semana y cada mes.
A medida que adquieres este hábito eres más realista en lo que tienes que hacer y por lo tanto tienes menos frustración, además de ahorrar tiempo que puedes dedicar a otras cosas.
Intenta ser objetivo
¿Qué harías si no fuese tu proyecto? Cuando decides emprender en solitario es fácil que los sentimientos del día a día influyan, y puedes tomar decisiones que no son las mejores para el momento en el que te encuentras. No queda claro cómo de objetivo puedes llegar a ser, y a la hora de realizar un diseño/producto/servicio tienes que tener claro que además de que te guste a ti tiene que ser un producto relevante para el público, es decir, que esa fotografía que tanto te gusta por el momento en el que la realizas, de verdad es buena y tiene sentido, y que los visitantes de mi tienda la quieran para decorar su casa.
Intenta ser lo más objetivo posible en cuanto a la toma de decisiones y al analizar el producto o servicio, de esta manera será más difícil que interfiera un mal día o los sentimiento asociados a mi servicio y producto.
Tiempo para ti
¿Estás preparado? tendrás momentos para experimentar miedo, rabia, euforia, éxito, alegría, vértigo…y todo puede ser en el mismo día. Es fácil no querer parar de hacer cosas, porque siempre va a haber cosas que hacer, pero hay que parar. Tomarse días libres con la familia, los amigos, para hacer deporte o para simplemente tirarte en el sofá.
Aunque a veces puedas pensar que estás perdiendo el tiempo, en realidad te va a ayudar a gestionar tus emociones, cargar las pilas y tomar mejores decisiones que a la larga son beneficiosas.
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